Los efectos de la termoterapia y sus principales ventajas

Los efectos de la termoterapia han sido demostrados ampliamente. El conjunto de técnicas que forman parte de este método clínico permiten restablecer todo tipo de patologías mediante la aplicación de temperaturas controladas, basadas en la aplicación directa de calor. 

Qué es la termoterapia y cuáles son sus efectos 

La termoterapia es el uso directo de calor para la recuperación de zonas doloridas del cuerpo. A diferencia de la crioterapia, la termoterapia no somete al cuerpo a temperaturas excepcionalmente bajas, al contrario, lo que se utiliza en estos casos son dispositivos capaces de aplicar temperaturas elevadas, que lleguen a los tejidos afectados. 

Los efectos de la termoterapia suelen ser inmediatos, ya que genera un proceso de vasodilatación que permite aumentar los niveles de oxígeno en sangre, así como la circulación de nutrientes, imprescindible para la cura de todo tipo de patologías, especialmente las musculares.  

La termoterapia también es beneficiosa para las articulaciones, debido a que estimula la producción natural de colágeno, un compuesto imprescindible para que las zonas que forman la articulación adquieran elasticidad. 

Contraindicaciones de la termoterapia

Los procesos de curación mediante la exposición de la zona dañada a altas temperaturas pueden tener contraindicaciones, como en los siguientes casos:

  • En personas con trastornos hemorrágicos es preferible optar por otro tipo de tratamiento, debido al proceso de vasodilatación.
  • Tampoco es recomendable en casos de falta de sensibilidad.
  • La termoterapia no debe aplicarse en zonas con cicatrices visibles.
  • En zonas que presentan suministros vasculares inadecuados, las soluciones basadas en termoterapia pueden llegar a provocar casos de isquemia.

La aplicación de termoterapia y crioterapia

Tanto la termoterapia como la crioterapia son soluciones basadas en la exposición a temperaturas extremas. Lo que se consigue al exponer zonas lesionadas a ambos tratamientos es un proceso de contraste, es decir, una zona que presenta una lesión se somete a temperaturas calientes y frías, para estimular el proceso de recuperación.

Cada vez son más los tratamientos que optan por los cambios de temperatura como parte de la recuperación, especialmente en lesiones del músculo.

En cualquier caso, es muy importante recordar que cualquier tratamiento térmico, ya sea de calor o de frío, debe ser llevado a cabo por un profesional, capaz de controlar con exactitud las temperaturas a las que sometemos al cuerpo, en caso contrario, la lesión puede llegar a agravarse, además de aparecer otros perjuicios para el organismo.  

FUENTES

 

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