Cómo evitamos las quemaduras por congelación durante la crioterapia

Las quemaduras por congelación son uno de los efectos secundarios más graves en tratamientos de crioterapia, sin embargo, el control del proceso de enfriamiento corporal evita que se produzca.

Para evitar tanto quemaduras por congelación como otros efectos secundarios nocivos para el organismo, es imprescindible que todas las sesiones de crioterapia sean supervisadas por profesionales, capaces de controlar tanto la temperatura como el tiempo de exposición.

Cómo se producen las quemaduras por congelación

Las quemaduras por congelación son daños a nivel epidérmico, es decir, producidas en la piel, debido a una exposición prolongada a temperaturas excepcionalmente bajas. Se producen al formarse cristales de hielo en la piel, y pueden generarse a un nivel externo, en las capas primeras de la piel, o llegar a capas más profundas.

Una lesión en la piel por congelación puede producirse a temperaturas menores de los 0º, es decir, cuando bajamos del cero absoluto. Incluso temperaturas a -1º pueden producir una lesión dérmica.

Cómo protegemos la piel en sesiones de crioterapia

Nuestra piel está preparada para soportar temperaturas excepcionalmente frías, sin embargo, es cierto que las temperaturas especialmente bajas pueden generar cristales de hielo que pueden llegar a afectar a la composición cutánea. 

Una sesión de crioterapia puede llegar a alcanzar los -190º, una temperatura excepcionalmente extrema. Para evitar que se produzcan los primeros cristales en la piel, lo que hacemos es exponer al organismo durante sesiones de pocos minutos. Si nos sometemos a esta terapia en fases de unos 3 minutos, no damos tiempo a que aparezcan los primeros cristales producidos por el frío. 

Por tanto, la manera en la que evitamos la congelación de la piel es mediante el control del tiempo de exposición.

¿Existe riesgo real de congelación durante la crioterapia?

Cuando hablamos de los efectos secundarios nocivos de la crioterapia, debemos indicar también tanto el porcentaje de casos en los que se producen como las circunstancias para evitar estas consecuencias.

En el caso de la congelación dérmica, para que comiencen a aparecer los primeros síntomas la piel debe exponerse de manera prolongada al frío, es decir, sometiéndonos a tratamientos intermitentes de pocos minutos, el cristal de hielo no aparece y el organismo no percibe la temperatura, excepto a nivel externo. Al contrario, si permanecemos durante más de diez minutos en una cabina a temperaturas cercanas a los -200º, la piel y sus capas más profundas sí pueden empezar a sufrir quemaduras graves.

Por tanto, es imprescindible que toda persona que se someta a un tratamiento de este tipo lo haga siempre bajo la supervisión de otra persona experta en este tipo de tratamientos.    

FUENTES

  • http://dermatologia.cat/es/informacion-para-pacientes/curas-y-tratamientos-dermatologicos/crioterapia/
  • https://www.familiaysalud.es/medicinas/normas-de-uso-de/crioterapia-en-piel-que-debemos-saber
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